Siempre he confiado demasiado en las novedades sociales y empresariales. He dado demasiada importancia a la evolución de las artes comerciales. Pasé de confiar en el marketing a confiar en el societing y luego en las redes sociales como elemento comercial fundamental. Que nadie me malinterprete, esa confianza se basaba en conocimiento, en entender que los canales evolucionan y por tanto esa evolución hacía evolucionar los canales de entendimiento de las personas y ésto, a su vez, hacia evolucionar a las propias personas.
Demasiado directo y fácil todo. Entono un mea culpa. El mass-market no se comporta así. He conocido EuroDisney. Con esto lo digo todo. Mi día a día se mueve entre micro empresarios y PYMES, trabajo codo con codo para resolver sus problemas y lanzar o consolidar ideas, productos o servicios y se que para ellos el small data y los pequeños recursos son la base de su subsistencia. Pero llega el marketing tradicional y te vende EuroDisney y soy tan idiota que voy pensando realmente que a mi hijo le va a molar. Soy eso, un idiota. Me la han metido bien dentro. Ha sido el marketing tradicional, el que mata moscas a cañonazos, a ese que le da igual los efectos colaterales. El marketing tradicional me ha devorado estas vacaciones (al menos 3 días).
Lo analizamos:
1. Me fío de los medios masivos e indiscriminados
2. Me fío de lo que dice la gente que ha ido
3. Me fío de lo que dicen las web’s que son amigas
Me fío, en líneas generales de lo que dicen otras personas que han ido, se han equivocado, pero que no quieren reconocer su equivocación. Esto es y en esto se basa este marketing masivo al que me refiero. Te vendo algo que no necesitas, pero que yo tengo que amortizar, te guste o no. Como dice el dibujo de arriba: ¡Irrumpe!
Pero lo malo no es esto, que es lícito, lo peor es que no les importo un bledo. Me encajan lo que les interesa venderme. Cero flexibilidad, cero capacidad de modificación, ni de posibilidad de queja. Te dan una tarjeta para que escribas un correo con la queja.
No voy a entrar a valorar la mierda de comida, la mediocridad de las actuaciones, ni la organización que deja mucho que desear. Todo el mundo a tu alrededor se quejaba, pero como película de Walt Disney, que te pasas bostezando durante una hora y al final te meten la traca final, con música, colores, ruidos y demás, y te vas, incluso contento. Hasta que piensas, ¿qué hemos hecho en estos 3 días? Filas, comer mal, sentirte una puñetera hormiga, etc.
Sin duda muchos aspectos a mejorar, aspectos que tienen que ver con que cada uno de los que está allí se sienta diferente, especial (el pastón que se paga así lo merece) y sobre todo, que cuando salga, su experiencia piense que ha sido única.
El único punto positivo a destacar, sería la limpieza, que en un lugar tan grande es de merecer que atiendan esta situación.
En fin, este post no es tanto una crítica, de veras que no, es más una declaración de auto-estupidez personal desde el momento en el que pensaba que las técnicas de marketing tradicionales y masivas estaban muertas. No lo están y siguen teniendo su público, que mientras no se diga lo contrario, es masivo. Siguen siendo efectivas, por tanto estas técnicas.
¿Frente a esto? otras técnicas más targetizadas, más selectivas, más estudiadas no para vender exclusivamente, si no para conseguir agrado, conseguir sentirse bien consumiendo. ¿Ejemplos? Zara, que sin gustarme tampoco su formato empresarial, son capaces e vender con el boca-oreja y con el conocimiento de que yendo a su establecimiento es seguro que algo nuevo encuentras.
Los pequeños empresarios no tenemos más remedio que hacer algo muy de boutique, a medida, seleccionado y con poco margen de equivocación. Bien, posiblemente es nuestra oportunidad de que así se pueden hacer bien las cosas.
Fdo: José Luis Alderete CEO Mix Ideas
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