Hay muchas y variadas acciones que ayudan al emprendizaje. En los últimos años se han desarrollado un montón de ellas y todas ellas, seguramente útiles, muy útiles, porque siempre que se hable de emprendimiento está bien, no tengo la menor duda. El problema es cuando se quieren poner en práctica, ¿verdad?
En el emprendizaje hay tres puntos de inflexión por los que una persona debe pasar de pensar que esto de emprender no es para él/ ella a plantearse que si, que puede existir dicha posibilidad y llevarla a cabo. Aunque no tiene porque ser este el orden necesariamente:
1. Definición de la idea y conclusión de si es o no es apropiada o suficientemente correcta.
2. Pasta. ¿Tendré financiación y la podré pagar?
3. Escenario pesimista: ¿Y si fallo?, ¿me echan de mi casa?
En nuestra experiencia con emprendedores nos enfrentamos a estas situaciones continuamente. En el primero de los casos suele resultar bastante incómodo, pero hay que ser franco con el emprendedor: «no tienes la idea definida, no has iterado suficiente, no está meditada, etc.» Esto suele generar bastante frustración. La experiencia me indica que cuando hay una buena idea, todos los planetas se alinean para que salga hacia delante. No hace falta mucho más, pero las dudas que suele tener un emprendedor o pseudo-emprendedor, suelen empezar con esto, no con el dinero. Si la idea no está asentada y planificada y pensada, no hay Km.0 que nos sirva de punto de partida. No es por vender nuestra idea, pero para eso estamos nosotros, para que veas si realmente tu idea está madura para salir al mercado y entender si puedes empezar a pensar en otras cosas, como la financiación.
Luego podrá venir el dinero, la financiación o cómo sobrevivir los primeros meses/ años. Y aquí lo siento, no puedo ayudar. Solo decir que hay bancos más accesibles que otros. ING creo que es uno de ellos, al menos a mí que llevo siendo un cliente bueno durante mucho tiempo, me ha tratado bien sin preguntar mucho o nada. Luego están empresas como ENISA, que suelen ser accesibles, aunque conmigo no lo fueron y la verdad, quedé muy decepcionado. Me dijeron, literal: «El problema principal de vuestro proyecto, no son las aportaciones realizadas, si no el planteamiento de evolución de la sociedad, donde la misma va decreciendo y se plantean fondos propios negativos para al menos los años 2016 y 2016». Imagino que se referirían al 2015 y 2016. Y claro, que cachonda, para eso pido el dinero, mientras me dedico a un nuevo proyecto y dejo el resto, va decreciendo el negocio, verdad? Que genio. Bueno, que me lío con lo mío. Dinero se encuentra y si no, buscáis alianzas y se intenta ser algo imaginativo. Pero una idea asentada, meditada y trabajada, no se queda atrás por falta de financiación, seguro.
El tercero de los puntos es el complejo y el que suele ser más determinante. ¿Y qué pasa si fallo? Esto es muy importante en nuestro país, esta país de cadenas y trabajadores por cuenta ajena que nos «ha costado construir» durante muchos años. Difícil es encontrar una persona que emprenda como para que su pareja sea también un valiente emprendedor, ¿dos emprendedores a tan poca distancia?, difícil. Pero si están, no habrá problema. El problema es cuando uno si lo es y el otro no; comienzan los miedos: «¿qué vas a pedir un préstamo? y si no funciona y si avalas con la casa, ¿no puedes avalar con los niños?» en fin, suena a chiste, pero es un drama para los que vivimos con parejas no emprendedoras, aunque tiene algo positivo, tienes que dar tantas explicaciones, que al final has realizado tu speech de tantas maneras que lo tienes mega-interiorizado.
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