Primero definamos el talento y luego veremos que cómo lo trabajamos. El talento se refiere a lo que eres capaz de hacer y/ o de entender. Soy de la opinión de que todos tenemos talento, pero no el mismo, es más, al juntarse en su definición la inteligencia (capacidad de entender) y la aptitud (capacidad de hacer), multiplica por dos su sentido, pero reduce a la mitad la potencia del mismo. La capacidad de hacer creo que es inherente a la persona, mientras que la de entender, es más compleja. Y por esta razón es por la que el método existe, es decir, la gente hace cosas; eres más valiente, haces más cosas, lo eres menos, haces menos cosas. Pero la gente no tiene porque saber de qué manera tiene que hacer las cosas que desarrolla y para eso están los buitres consultores. ¿Qué sucede? que queremos hacer, pero no sabemos cómo y lo que es peor, al no saber cómo, no entendemos las señales que nos da la puesta en marcha de nuestro negocio cuando éste nos dice: Warning, cuidado, te estás equivocando.
Por tanto, no confundamos el talento de hacer, con el de entender lo que se hace. Hay que tener en cuenta, que hoy en día la emprendeduría es un deporte de riesgo, de alto riesgo, por lo que no se debe hacer con los ojos cerrados.
Bien, puestos los antecedentes, ¿hay talento en la emprendeduria actual? Antes era más fácil, el hijo del zapatero heredaba el negocio y dependía de él desarrollarlo o mantenerlo en el siglo pasado. Hoy esto no sirve, porque en primer lugar el hijo del zapatero, ha estudiado una carrera y dice que no quiere arreglar zapatos y en segundo lugar, porque en el caso que siguiera los pasos del padre, como no le meta tecnología al asunto, seguramente tenga que cerrar en breve.
Empezamos bien, por un lado, las personas suelen estudiar aquello que les gusta (en un alto porcentaje) y por tanto están más formadas en aquella dirección que más les gusta y por otro, la tecnología se democratiza, por lo que existe una alta potencialidad en introducir tecnología en cualquier tipo de negocio.
Vale, pero no seguimos tan bien, ¿la formación habilita emprendedores? es decir, a parte de enseñarte cómo se hacen las cosas, ¿se enseña la gestión del proceso, la gestión del éxito y la del fracaso? no, no se enseña. Entonces nos encontramos con un espacio de alto conocimiento, un espacio de gran aptitud, pero dejamos al ADN particular, a la herencia recibida, la capacidad para ponerlo a funcionar. Se tienen que juntar entonces muchas variables para que un «talento aptitud» confluya con un «talento inteligente». Y esto es lo que no nos podemos permitir, máxime cuando los puestos directivos de este país están más incapacitados para emprender y dejar emprender, que los jóvenes que salen de las universidades y por tanto no hay ni emprendimiento ni intraemprendimiento. Vamos que hay un tapón «arriba» de tamaño considerable y aunque ya hablaremos de donde debería estar dicho intraemprendimiento, mientras éste no se desarrolle, los emprendedores serán meros autónomos o freelances preparados para volver o empezar a trabajar por cuenta ajena cuando se lo ofrezcan.
Por tanto y respondiendo a la pregunta, Si que hay talento, pero no estamos preparados para ponerlo a funcionar, para dejarlo fluir y para darle tiempo para que funcione y de réditos económicos y sociales. Políticamente hablando, se hace un discurso del pasado, pero nunca del futuro, pues decir como estamos hoy, es pasado. Hablar sobre acabar con el paro, es pasado si solo se vincula a que otros puedan contratarte en mejores o peores condiciones. Hacen falta decisores con talento «inteligente», que entiendan el futuro de los próximos 10 años.
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