Me parece apasionante el devenir del mundo. Injusto, pero apasionante. La clase media va desapareciendo poco a poco y las clases más privilegiadas, que siempre han sido privilegiadas a costa de la clase media, han tenido que inventarse un mundo donde los menos favorecidos puedan seguir manteniendo su calidad de vida, la de los ricos, claro, que han visto que es mejor vivir a costa de más gente que te da menos que de menos que te de más.
Por un lado, el dinero, que ya no se ve. El PIB mundial puede ser de 45 billones de euros, mientras que los mercados mueven 3.450 billones de euros, vamos una economía sostenible y real frente a una economía ficticia. Por tanto, ya no hace falta hacerse rico vendiendo algo a cambio de dinero contante y sonante. Ahora basta con saber a quién decirle que le compras y a quién decirle que le vendes y es más, hacerlo con el dinero de otros. ¿quién da más para la siguiente burbuja y empezar a exclavizar, para salir de ella a más gente?
Mientras la clase menos favorecida sigue a lo suyo, con un estilo de vida donde puede hacer y por tanto cree que puede decidir pequeñas cosas. Digamos que viven en un sub-mundo que creen perfecto porque hacen y deciden pequeñas cuestiones gracias al low cost. Comida mediocre e insana, pero vestida de «un toque especial», un pequeño viaje gracias a que ciertas aplicaciones explotan a pequeños hoteles «con encanto», una pequeña cena de semi-lujo al 50%, etc. Vivimos en un mundo loco y que además seguro que seguirá así durante muchos años más. ¿Las consecuencias? Se acabó la clase media. Ese discurso de que la riqueza de un país lo aporta la clase media, está agotado. A no ser que consideremos clases medias a lo que antes considerábamos clases medias-bajas o incluso bajas. Mas consecuencias, hay que reformular el concepto de riqueza de un país. El PIB está agotado y mientras nuestros gobiernos se empeñen en darnos este «caramelo», no sabremos exactamente sobre que basar los índices de riqueza. Aspectos que se deberán analizar a partir de ahora: El empleo, índices educacionales, accesos a aspectos concretos, como la sanidad, y el free cost. En fin, valores que realmente nos indiquen si realmente vamos o no vamos hacia arriba.
Y me temo que para arriba no vamos. Lo dicen muchos economistas y me sumo a ellos y ellas, lo importante no es salir de la crisis, es cómo salimos de ella. ¿es natural este tipo de tensiones entre clases? ¿es natural que el 86% de la riqueza esté en manos de un 20% de la población? ¿es natural que mantener este modo operacional sea a costa de crear un mercado low cost que: «pesimiza» el servicio y esclaviza a los empleados que ofrecen dicho servicio. Dos ejemplos: La evolución del salario real y nominal (vamos, lo que se gana y lo que realmente se gana, aplicando el efecto de la inflación) y el salario mínimo.
Tenemos una sociedad donde cada vez se establecen más diferencias entre los diferentes estratos poblacionales, donde cada vez se va asumiendo que la alternativa al lujo, sea el low cost y que esto se refuerce gracias a la tecnología y a las evoluciones, por llamarlas de alguna manera, relacionadas con la gestión de los alimentos, los materiales, etc.
Los sociólogos dirían que de estas crisis siempre se ha salido con una guerra, espero que no sea así, a no ser que la guerra cambie de piel y de forma de revelarse. Seguro que durante los próximos 10 años viviremos en una sociedad enclaustrada en el low cost como elemento de supervivencia. La pregunta sería, ¿cuando cambiará este contexto? Y la respuesta creo que es: Cuando estemos dispuestos a crear un nuevo escenario. Esta disposición es compleja, porque deberán ser más los que quieran crear un cambio que los que quieran mantenerse en la zona de confort. Es un problema de número, simplemente. No vamos mal, hace poco salió una estadística donde los universitarios españoles empiezan a querer emprender por encima de trabajar por cuenta ajena (¿necesidad o pensamiento real?). Para cambiar, hace falta crear nuevos escenarios y esa habilidad, aunque es complicada de desarrollar, se puede crear. Todo es ponerse a ello.
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