Vivimos en un momento en donde podemos permitirnos el lujo de ser especialmente activos y hacer muchas cosas. Tenemos tecnología, tenemos un gran conocimiento y grandes redes interconectadas que permiten que no cueste tanto hacer, pensar, desarrollar nuevas ideas y ponerlas en práctica, aunque esto último sea discutible en un país como el nuestro.
Estar activos y fomentar que nuestros trabajadores sean activo, nos permite plantearnos y replantearnos nuestro día a día. Es el primer paso para la emprendeduría y la intraemprendeduría. Para estar activo hay que tener una serie de premisas que personalmente considero muy útiles.
En primer lugar, la distracción, perder el foco. Dedicarse un tiempo cada día para bucear por la red, para escribir un post en el mi blog o en el otro colega, ver la tele a deshoras, coger un libro y leer alguna materia que me atraiga o simplemente irse a dar un paseo. La distracción detona la mente y permite pensar mejor e ir más allá. No pensemos que la distracción es no trabajar, que es una tarea exclusivamente dirigida a los vagos de este país.
En segundo lugar, arriesgarse a explorar nuevos territorios, para eso hace falta tirar de imaginación y de tecnología. De imaginación porque cuando unX está queriendo hacerlo, se pierde, no sabe donde explorar y de eso precisamente se trata. Tienes dos posibilidades. La primera es buscar en terrenos que te atraen, aunque no sean a los que profesionalmente te dediques actualmente. Si te gusta viajar, viajar en la red y conocer otras culturas. Si te gusta el arte, no hace falta que esperes a salir de trabajar para ver nuevas experiencias artísticas, etc. O puedes utilizar aplicaciones tipo StumbleUpon, que te mostrará estímulos que sin duda te llamarán la atención, si no todos o muchos, al menos alguno. Simplemente es dedicar tiempo a ello.
Y todo esto ¿para qué? Soy un firme defensor de la transversalidad de las ideas. La buenas ideas no vienen solas, vienen vestidas de muchas formas diversas y además con muchas mochilas diferentes. La verdad es que el título tiene poco que ver con lo que estoy escribiendo, pero, reconduzco. Si algo hay que merece más la pena hoy en día que entender la realidad y tener ideas, es ponerlas en práctica, desarrollar las ideas y conseguir que vean la luz. No hace falta que montes una empresa con su CIF, etc. La figura de autónomo te permite tener muchas cartas a tu alrededor y barajarlas como tu quieras, solo, no te lo aconsejo, o en compañía, involucrando a diferentes alianzas que sean capaces de aportar valor a la idea que has tenido.
Si desarrollas ideas solo, te lo digo por experiencia, al menos intenta externalizar servicios, no te volverás locX y si vas en compañía, que no se si es mejor o peor que lo anterior, crea espacios comunes de trabajo para que las dos partes sean conscientes de lo que cada parte aporta al proceso.
En fin, olvídate de dedicarte toda tu vida a lo mismo y empieza a abrir el foco y complementar todas tus ideas con otros espacios de conocimiento. Y lánzate a la aventura muti-task. La cuestión es si no hacerlo no forma parte más que de ese paradigma tan implantado en nuestro día a día de: «céntrate hijo, no te disperses». Nada, mentira, cuanto más te centres, menos resultados tendrás, a no ser que pongas tornillos en una cadena de producción, algo muy lícito y labor encomiable, aunque imposible para mí.
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